miércoles, 12 de junio de 2013

Obrigado

Los minutos pasan despacio. El tiempo se dilata con descaro, se burla en la cara de la impaciencia. El autobús avanza, pero no llega nunca. El paisaje se difumina al otro lado del cristal; cambia de colores a ratos, pero confabula con el aburrimiento y se torna monótono. Hace calor, hace frío. Fuera llueve, dentro se intenta dormir, con la cabeza bailando de un hombro a otro. Se dejan atrás ciudades, se cruzan fronteras. Naranjos, molinos de viento, alcornoques. Cambia el idioma, se atrasa el reloj.  Se ralentiza la realidad.

Lisboa es gris, porque llueve. Pero seguramente, también será azul. Y caótica. Ciudad de edificios que fueron y aún son. Pasado que quiere ser presente, pero que se resiste a avanzar.

Para el autobús. Quejidos soñolientos, rodillas entumecidas. Sonrisas cansadas. Hemos llegado.


Obrigado.

BB.

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