lunes, 25 de marzo de 2013

Cólera

No la encontraban.

La Presidenta había huido, esfumándose en mitad de la noche. El Lord estaba muy enfadado. Colérico. Se miraba las manos, observaba a sus discípulos con la ira enrojeciéndole los pómulos y luego golpeaba la mesa. 

La Presidenta había huido. Y yo conocía la puerta que había abierto para desvanecerse sin dejar rastro. Porque había sido yo quien se había encargado de mostrarle el camino, asegurándome de que Mangrovia no caería en manos equivocadas. 

Ahora, me tocaba lidiar con la furia del jefe. Me obligaría a buscar a la Presidenta, a seguir indicios que no llevaban a ningún lado, a fingir que el juego comenzaba de nuevo y que yo tenía tanto interés como el Lord por reimplantar un nuevo orden en el país. Mentiría de nuevo, construiría callejones sin salida, inventaría pistas falsas. Retrasaría el avance con las armas que estuvieran a mi disposición, consciente de que en el fondo de una caja aguardaba una llave.

Una llave que permitía cruzar al otro lado del espejo.


BB.

No hay comentarios: